Pensamiento crítico

¿Cómo seríamos si hubiéramos nacido en otro lugar?
¿Te has planteado alguna vez por qué crees en lo que crees? O ¿Cómo serías si en lugar de nacer aquí lo hubieras hecho en otro continente? ¿Crees que si hubieras nacido en la India serías un enamorado de la feria de abril?
¿No te parece curioso que las creencias religiosas de cada persona dependan en gran medida del lugar geográfico de nacimiento?
¿Porque somos así? La influencia en nuestra formación como persona: el componente creencia
Lo que somos y lo que creemos es una mezcla bien asentada de información, entorno, cultura y experiencia. Esto tiene ventajas e inconvenientes. La educación y la cultura en la que vivimos nos ofrece marcos de convivencia, puntos de encuentro. Sin embargo, quedarnos sólo con ese marco, negar que otro marco es posible y aún más, que el nuestro es el mejor, genera mentes cortas de miras y de alguna manera, exclusión.
Estos marcos se crean porque los sistemas educativos (casi todos los del mundo) se basan en transmitir una serie de conocimientos estructurados y ordenados. Es un sistema que ha funcionado durante décadas, pero que de manera casi ineludible esos conocimientos se ven influidos por los propios formadores, y a veces distorsionados en gran medida, por el contexto familiar y social.
En los primeros años, cuando aún crecemos, es demasiado pronto para comprobar que se pueden hacer las cosas de otra manera, que pueden existir otras creencias, algo que ha sido y está siendo utilizado en ciertos contextos geográficos con toda la intención.
Pensar por uno mismo vs creencias: el pensamiento crítico
Información y criterio nos acompañan en todas las decisiones. El criterio, cuando crecemos, forma parte de nuestros cimientos como persona. Sin embargo, dar por única verdad lo que nos dieron, lo que vivimos, puede ser un error. Es posible que años pasados fuera efectivamente una verdad, pero los tiempos cambian. En éstos que estamos viviendo, más. Por tanto, y entramos en el mundo del management, mantener los dogmas del pasado, no sólo no es bueno, sino que nos puede llevar a cometer errores.
Por esta razón, en toda formación se debe incluir el aprendizaje de técnicas para desaprender, para comprender que lo que hoy es válido, en el futuro puede dejar de serlo, que lo que aquí forma parte de mi pensamiento, en otros lugares, otros esquemas también son posibles, capacidad de analizar la realidad de un modo más analítico: esto es el pensamiento crítico.
Las claves del pensamiento crítico
A nivel individual podemos practicarlo y sólo nos dará alegrías (y puede que alguna decepción). Conocer otras culturas, pensar la razón por la que hacemos algo de una determinada manera, o simplemente conversar sobre temas con personas con posiciones antagónicas son buenos ejercicios.
Pero todo esto tendría un escaso efecto en nosotros si no mantenemos una mente abierta. Ver las cosas con ojos nuevos y curiosidad intelectual es fundamental para reaprender.
Por último, tener capacidad analítica nos ayudará a comprender realidades complejas, dividiéndolas en planos diferentes (económico, social, emocional, etc). Seguramente toda realidad compleja tendrá muchos planos algunos de ellos antagónicos, y cuando la emoción es uno de ellos, complica la discusión tranquila sobre el tema.
Aplicar algo de pensamiento crítico ayudaría por tanto a comprender que las cosas se pueden hacer de otra manera, que hay otras creencias que son igual de válidas, en definitiva, abriría la mente. Y como consecuencia, se pasaría de planteamientos cerrados a otros más abiertos y conciliadores. Otros planteamientos son posibles.

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