El auge del consumo colaborativo

Imagina que hoy es viernes y decides ir de Sevilla a Málaga para pasar el fin de semana. Te dispones a buscar urgentemente un tren y un hotel. Evidentemente te adaptas a los horarios y precios de los únicos 3 trenes que hay Sevilla-Málaga el sábado por la mañana. El precio: 69,80 €. Ahora buscas hotel para una noche. Pongamos 80 euros. Total, 150 euros.
Sin embargo, un amigo te descubre BlaBlacar. Buscando para el mismo trayecto te muestra 23 viajes y horarios diferentes, todos entre 9 y 13 euros la ida. El mismo amigo te descubre AirBnb para el alojamiento. Como puedes filtrar por precio, buscas alojamiento entre 20 y 30 euros para ese sábado. Aparecen 245 ofertas. Precio total: 26 euros ida y vuelta más 25 euros de alojamiento: 51 euros.
¿Eliges tren + hotel o BlaBlaCar + AirBnb?
La respuesta es tan evidente como el éxito de estas dos empresas.
Pero ¿Por qué son tan baratos estos servicios? Porque no son empresas que se dedican al transporte o al alojamiento. Lo que hacen realmente es conectar a usuarios que tienen capacidades disponibles (habitaciones, plazas en los coches, etc) con otros que las necesitan. Y esto lo hacen a cambio de una pequeña comisión por la prestación del servicio.
El concepto no es nuevo. Lo realmente novedoso es que la tecnología, los móviles e internet han posibilitado la conexión masiva entre usuarios.
Esta conexión entre consumidores permite generar confianza en el mercado, algo fundamental. Efectivamente, en el consumo colaborativo es necesario confiar en el usuario que está al otro lado. Para esto, todas estas plataformas tienen un sistema de evaluación donde todos evalúan a todos cada vez que se presta un servicio, en cada transacción, por lo que cada nuevo usuario puede ver y elegir la transacción más adecuada.
Con todo lo anterior, este tipo de empresas han creado un nuevo modelo de una nueva economía, y que lideran lo que se ha dado en llamar ‘consumo colaborativo’, que está cambiando tanto el comportamiento social como sectores completos de actividad económica.
¿De dónde viene la economía colaborativa?
El intercambio entre usuarios no es nada nuevo, pero podemos decir que en este nuevo escenario tecnológico comenzó a hacerse popular en 2010 en el libro de Lisa Gansky, The Mesh: Why the Future of Business is Sharing (Portfolio/Penguin, Fall 2010)
La economía colaborativa, en su origen inglés sharing economy, es un término paraguas que comprende diferentes ámbitos de la economía (finanzas, conocimiento, producción y consumo) de actividad social y alternativa a los modelos tradicionales, donde nos encontramos algunos elementos comunes.
Una nueva revolución
Esta nueva revolución digital, como todas, tiene sus víctimas. Evidentemente todo esto afecta a los alojamientos y al transporte. Hasta tal punto que ALSA, reconocida empresa de autocares, ha entrado en la línea de BlaBlaCar para ofrecer plazas a través de esta plataforma. En el mismo lado, los taxistas están luchando con todas sus fuerzas para no dejar hueco legal a estas actividades.
En frente, millones de usuarios disfrutando de las ventajas de la colaboración.
Detrás de las bambalinas, cientos de emprendedores estudiando dónde está el próximo nicho de economía colaborativa, y pensando, como todas las anteriores, que, aunque rocen la ilegalidad, están mejorando el mundo.
En este escenario… ¿Hasta dónde llegará el consumo colaborativo?
No lo sabemos, pero lo que está claro que, para bien o para mal, ha llegado para quedarse.

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